Mañana y desde hace meses se ha convocado a catalanes, catalanas, sus
afines, sus perros y sus gatos a salir a determinadas calles (que cubren nada
menos que 400 km) a tomarse de las manos como una señal pacífica y democrática por
la independencia de las tierras catalanas: Para ser exactos, como petición de
un referéndum en el que l@s ciudadan@s de Cataluña puedan expresar su deseo de
pertenecer a España o formar un país independiente.
Puede que mucha gente esté en contra, que hayan quienes prefieran lo viejo
conocido que lo nuevo por conocer, pueden haber muchas maneras de pensar acerca
del tema (he ahí la importancia de un referéndum) sin embargo, hay algo que no
se puede ocultar… o seamos claros, hay que tener muy malas intenciones para
ocultarlo.
Se trata de esa felicidad que transmite el optimismo, la esperanza no se
puede ocultar.
Durante las últimas dos semanas se han organizado pequeñas réplicas en
diferentes países alrededor del mundo, 116 para ser exactos (la lista se puede
leer aquí http://catalanassembly.org/international-catalan-way/?ord=alpha#citylist)
y si se quiere argumentar, los escépticos podrían decir que muchas de ellas
contaban con escasos participantes, como es el caso de la foto de la cadena en
el Everest… pero ya es muy fuerte que haya una cadena en pleno Everest. Además yo
me pregunto ¿Cuántas actividades tienen ésta capacidad de convocatoria? (por cierto, Londres tuvo 800 participantes).
Todos aquellos que creen en la independencia de su tierra, podrían pasarse
el día quejándose, enfocados en todo lo que va mal, decaídos, acabados… sin
embargo, prefieren la otra opción, la lucha, la esperanza, la vida… y salen en
familia, en grupos de amigos, solos. En días preciosos que más valdría pasar en
la playa, en días de lluvia que sería mejor quedarse en casa con una taza de
chocolate caliente. Viajan kilómetros solo por una foto o un vídeo, como el
caso de la familia que conocí en la cadena que se hizo en Praga, ellos viajaron
desde Liberec (a 110 km de Praga) una noche de sábado, con los hijos, nada más
que para participar en la cadena.
Se han organizado grupos que a pesar de la crisis, han puesto de su propio
bolsillo y a fondo perdido, para hacer pancartas, han puesto objetos
personales, conocimiento, tiempo… todo al servicio de una comunidad invisible
que no existe en los medios de comunicación extranjeros, pero está ahí,
respirando la ilusión del día de mañana.
Soy de un país donde las manifestaciones públicas terminan siempre en
heridos y atentados contra la propiedad privada, por eso me sorprendió
participar de una, que parecía una comunidad hipie entre los espontáneos que
cantaban en las calles, los niños que jugaban por doquier y los ancianos que
solo de cuando en cuando aceptaban tomar asiento.
La esperanza que se respira, hace tanto bien… sobre todo en medio de las
crisis y las guerras sin sentido. Tal vez deberíamos todos tomar ejemplo de los
catalanes y su pacífico modo de actuar.
No sé si en el caso de un referéndum ganaría el no o ganaría el sí, solo sé
que en caso de referéndum ganaría la democracia y esa siempre es una buena
noticia para todos los pueblos del mundo.